viernes, 8 de mayo de 2020

Garbayuela desde el aire


     Propongo un ejercicio de agudeza visual para este artículo. Contemplemos la evolución de Garbayuela, a lo largo de 75 años. Pero no a ras de tierra, a pie de calle, no, sino de una manera muy particular, desde el aire.

     Vamos a volar sobre el pueblo, sin mareos, daremos varias pasadas, en años distintos y observaremos como va creciendo Garbayuela, como se va dotando de mas construcciones: casas, “tenaos”, toriles, y cómo no, de tres centros imprescindibles y necesarios:

     Uno, donde nos inician al saber, otro del saber curar y en última instancia el de donde guardar lo que sabemos y, aledaño a éste, el de dónde manifestar o representar lo que aprendimos en el primero y leímos en el tercero. Al segundo vamos sin querer.

     Fijémonos en la Calle Larga, pongo por ejemplo, se va llenando de vida con cada
construcción que se instala en ella, hasta llegar a estar plenamente henchida, llena de felicidad. Felicidad que le van dando sus nuevos moradores, que transforman lo que antes eran cercas de siembra, en siembra de nuevos vecinos llenos de ilusiones y proyectos.

     A las demás calles le va ocurriendo lo mismo: bullicio, animación, risas y algún lloro, claro que sí.

     Unas calles que se reforman y otras que emergen nuevas, es lo que tiene el crecer un pueblo a lo ancho, la aparición de nuevos tránsitos.

     Pero volvamos a la Calle Larga. Desde la esquina de la Iglesia la vista se dirige veloz a lo alto, a donde estaba el Chabarcón, hoy parque infantil. Esta calle es por donde el saliente sol penetra hasta la plaza anunciando un nuevo día.

     Cuento una historia:

     Esta calle debe su nombre, por cierto, corto, pero de larga solera a un acontecimiento que ocurrió a finales del siglo XVI.

     Corría el año de 1592, y se celebraba en la plaza pública un torneo, al que acudieron de toda la comarca los mejores arqueros. Se iba a saber quien era el que mas lejos lanzaba su flecha. Las casas alrededor de la plaza impedían ver la trayectoria de la flecha, excepto si se lanzaba en dirección hacia donde se hallaba el abrevadero del ganado, que de continuo transitaba por la Cañada Real Segoviana, el Chabarcón. Al que llevaba una vereda que nacía justo alli, en la plaza, y agonizaba en el Chabarcón.

     Hétenos aquí contemplando tan colorido grupo, lanzando sus flechas, y al acabar el último arquero su turno, comenzaron a recogerse. Cada una de ellas llevaba las divisas de su propietario.
     Una vez comprobada la distancia alcanzada, y tras el recuento de las mismas se echó en falta una flecha, la que llevaba por divisas los colores rojo,verde y blanco.

     Hallábanse en esta tarea cuando acertó a pasar por allí un hombre que venía hacia el pueblo, y al comentarle lo que hacían, les dijo que orilla del Chabarcón había visto una flecha clavada.
     Raudos se desplazaron al lugar y allí estaba la flecha hincada, con el rojo,verde y blanco, sus divisas, flotando al aire.

     Regresaron a la plaza y relatando lo acaecido, dieron por ganador al arquero que había logrado tamaña gesta. Ni el nombre, ni lugar de nacencia del arquero se conocen.

     El pueblo, que es soberano y sabio, comentaba lo largo que había lanzado la saeta, alabando su pericia y saber. También alguno comentó que “ayudado por el viento de poniente”, que se levantó cuando le tocó lanzar y alguien mas dijo que “a todo ello había que sumarle el buen hacer del nuevo inquilino que se había instalado hacía poco en su magnifica residencia: el Señor San Pedro.”

     Ahí comenzó todo, los 525 metros que recorrió la flecha hicieron que el pueblo comenzara a llamar aquella vereda, la vereda larga.
La vereda creció, y se convirtió en camino. Y el camino en calle. Nuestra Calle Larga.

     Todo el relato anterior suena a leyenda, a fábula, a cuento, ¿ verdad ?.....pero también a soñar que pudo ser cierto ¿ no? ¿¡por qué no!?

     Y Garbayuela desde entonces no ha dejado, a su Calle Larga, de llenarla de bullicio, alegría, tránsito, felicidad, de tertulia nocturna en las noches veraniegas, de árboles, de máquinas que han ido haciendo que las labores del campo sean menos fatigosas y el caminar entre pueblos mas cercano y que en las noches oscuras de boca de lobo, los ojos que en la Calle Larga están, nos hace sentirnos mas tranquilos.

Justo Para Agenjo

Año 1945. Habitantes: 1.017

Año 1956. Habitantes: 1.168
Década de los 70.  Habitantes: 922
Década de los 80. 585 habitantes





Década de los 90. Habitantes 604

Época actual año 2019. Habitantes: 508

Justo Para Agenjo

Bibliografía: Fotos procedentes del Instituto Geográfico Nacional-
Datos habitantes: Instituto Nacional de Estadística

5 comentarios:

  1. Muy interesante y curioso. Animo al personal a publicar.
    Casi el doble de personas en la mitad de casco urbano.
    Hasta los 70, 5-6 personas en cada vivienda. Hoy, numerosas casas vacías pero cualquier vecino tiene una o dos casas, dos cocheras, tres solares.........

    ResponderEliminar
  2. Así era. Luego los hábitos cambiaron, el nivel de vida subió y hubo mas facilidad para construir. Me uno a tu deseo, unknown, de animar al personal a publicar cosas, aunque parezcan que no tienen interés.

    ResponderEliminar
  3. Me ha impresionado como se ve el crecimiento de Garbayuela de siete décadas de fotografía aérea...me he imaginado como seria la vida en estas siete décadas...también me llama la atención como ha evolucionado la técnica y la calidad fotográfica a partir de los años 90...muy buen trabajo de investigación y de información.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Eugenio. que sirva de estímulo para que se anime la gente a contar cosas.

      Eliminar
  4. Muy curiosa la historia de la calle Larga, poco larga es para todo lo que se ha vivido y vive en ella

    ResponderEliminar