DE
BARES POR GARBAYUELA
Ahora que, debido a las
fases del desconfinamiento por la pandemia que venimos padeciendo, se
habla tanto de terrazas, bares y restaurantes, no viene mal que desde
nuestra Asociación, hagamos una pequeña historia de la hostelería
de nuestro pueblo. Veámosla:
Corría el año 1790,
cuando por la Pragmática del rey Carlos IV de España, se ordena
efectuar visitas a todo el territorio jurisdiccional de la provincia
extremeña de Trujillo, (sí, provincia de Trujillo, a la cual
pertenecíamos en esta época), a cargo de funcionarios de primer
orden, y que al mismo tiempo se entregasen unos Interrogatorios
de 57 preguntas para que fueran contestados
por Ayuntamientos, Párrocos y particulares suficientemente letrados.
Con ello se pretendía conseguir el mayor número de informes de
primera mano sobre las materias más diversas, para así conocer
mejor el territorio.
A Garbayuela llegó D.
Pedro Bernardo Sanchoyerto, Alcalde del Crimen de la Real Audiencia
de Cáceres (hoy este cargo sería el equivalente a juez o
magistrado), y deja los
interrogatorios a los alcaldes Antonio Barba y Antonio Muñoz-Camacho y al teniente de cura de la Parrochial San Pedro, D. Juan Barba Agudelo.
interrogatorios a los alcaldes Antonio Barba y Antonio Muñoz-Camacho y al teniente de cura de la Parrochial San Pedro, D. Juan Barba Agudelo.
Todas las preguntas
fueron contestadas en el menor tiempo posible y enviadas, junto con
el informe que el mismo D. Pedro hizo del pueblo a la recientemente
creada Real Audiencia de Extremadura
con sede en Cáceres.
Pero de las 57
preguntas del cuestionario sólo me voy a referir a las número 4ª y
9ª, por ser las que se refieren al tema que da nombre a este
artículo, que dicen:
Pregunta 4ª.- Si hay
abastos públicos, por arriendo o administración, de qué especies,
y qué pesos y medidas se usan, y si son los mismos que los que se
utilizan en los pueblos confinantes.
Pregunta 9ª.- Número
de mesones, o posadas, su estado, y si puede ser fácil su
reparación.
Y estas fueron las
contestaciones:
- A la cuarta digo:
“No hay más avasto
que el del vino, el que se arrienda anualmente rematado al mejor
postor, el que paga este año un mil reales. Las medidas que se usan
en dicho avasto,
están arregladas al pote de Toledo y los pesos al marco de Avila.
No puedo decir si en los pueblos inmediatos usan las mismas medidas.”
-A
la pregunta novena digo: “que no hay más mesón que unas casas al
sitio de la plaza de este lugar, que sirve de cárcel y de mesón, y
que es donde se posan los arrieros, y que por ser muy antiguas se
allan bastante deterioradas.”
Y esta era la hostelería de
Garbayuela a finales del siglo XVIII. Creo que no cambió mucho en el
XIX y me parece que llegó a principios del XX con muy pocos cambios.
Que yo sepa, nunca hemos tenido
aquí, en Garbayuela, otra cosa que bares y tabernas. No podemos
hablar de cafeterías, de mesones, de restaurantes, de heladerías,
pizzerías; y por supuesto nada de pensiones u hostales. La antigua
posada que regentó el tío Vidal, dejó de existir hace mucho
tiempo. Y después, los muchos funcionarios que han venido a trabajar
al pueblo: médicos, ats, maestros, se las veían muy mal para
encontrar un sitio donde poder vivir. Y al final, claro… a
Siruela. Al mismo lugar que los que todavía, hoy, buscan un lugar
donde poder comer.
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Terraza del Kiosko en la Plaza de Garbayuela Al fondo Bar Enriqueta,,antes Ramón y Filomena Foto: Luis Agenjo. |
Eso sí. Podemos estar
orgullosos de las buenas terrazas que tenemos: amplias, cómodas y
agradables. También hay que reconocer que aún en los tiempos
difíciles, cuando la población se quedó diezmada a causa de la
emigración, en el pueblo nunca faltaron los bares. Mejor o peor
adaptados, pero siempre los ha habido. Y que yo recuerde casi siempre
han coexistido 2 ó 3, y alguna veces más.
Podría hacer una lista bastante
numerosa de los que he conocido abiertos. Pero ahora sólo me voy a
referir a tres. Los tres primeros que conocí. Fueron:
. Bar de Cecilio y la Casiana.-
Estaba en la calle San Blas, al final, a mano izquierda.
Era un salón mediano que tenía en el
centro una columna pintada de color verde. En él, además de su
actividad principal, se celebraban bailes en fiestas ocasionales. Se
expendían principalmente, vinos y licores (anís coñac y
aguardiente) y unas gaseosas que fabricaba el Hno. Heliodoro, abuelo
de Felipe Martín. También abasteció a otros bares durante mucho
tiempo.
. Bar de Ramón y de la Filomena.-
Situado en la Plaza. Posiblemente el más famoso de todos, sobre todo
en las Fiestas de San Blas, donde el baile era de mañana, tarde y
noche. Por supuesto es el que más tiempo ha permanecido abierto.
Allí se jugaba a las cartas, al dominó y al billar. Tenía, incluso
un saloncito reservado, con ventana a la calle, para los clientes
especiales, que no querían aguantar el ruido ensordecedor del bar, o
para los que se juntaban a celebrar algo y no querían extraños,
como por ejemplo las juergas de los quintos. Casi podemos decir que
era “el Casino” de Garbayuela.
También recuerdo de este bar, que
al llegar el verano y para extender y aprovechar mejor la buena
sombra que tenía y tiene al mediodía en su puerta, se construía un
sombrajo a base de palos y ramas de eucaliptus, de madroñas… e
incluso con plantas aromáticas incrustadas, como juncias y poleos, y
regando el suelo empedrado todos los días a primera hora, se
conseguía que en aquellas mañanas veraniegas, la clientela
estuviera allí “mejor que en su propia casa”. Estos sombrajos
recibían el nombre de gangos.
(Los bares que no estaban en la plaza,
también levantaban estos gangos en ella para las fiestas de San
Pedro, si querían hacerlo, claro).
Y dejo para el final otro bar que
`posiblemente algunos no se acuerden de su existencia. Estaba ubicado
en lo que hoy es la calle Hernán Cortés, casi frente a la casa de
Valentín Zazo. Lo regentaba un matrimonio formado por el tío
Mariano “el Pelocho” y su mujer Saturnina.(El era de Peloche, de
ahí el mote). Era muy buena persona, muy amable y “muy chocante”.
Alternaba el bar con otro oficio: zapatero, y tenía su mesa de
trabajo en un rincón del bar, desde la que se levantaba para atender
a la clientela. Me acuerdo muy bien de un cartel que tenía colgado
en la pared detrás del “mostrador”. Yo lo leía y releía cada
vez que iba a “la zapatería” y cuando me iba con mi padre.
Decía
el cartel:
En este lugar que estamos
De política, ni hablar.
No me arméis ninguna bronca
Y antes de salir, pagar.
Pues eso, los dos grandes temas que
siempre han estado y siguen estando de moda, aunque mejor quedarnos
con el estribillo de una canción de Gabinete Caligari:
Los bares, qué lugares
Tan gratos para conversar
¡No hay como el calor
Del amor en un bar!.
Garbayuela, mayo de 2020
Luis A. Agenjo Rivas
NOTAS.-
Pragmática.- Ley formulada por
el Rey que incumbe a aspectos fundamentales del Estado.
Alcalde del Crimen:- Hoy
equivalente a Juez, Magistrado, Letrado.
Teniente de Cura.- Sacerdote
nombrado por el Cura propio, para que le ayude en el ministerio de su
cargo
Abastos Públicos.- Edificio de
propiedad municipal en los que ubicaban las tiendas de alimentos y
artículos de primera necesidad.
Marco de Avila.- Medidas de
peso:
1 Quintal = 4 arrobas= 46 Kg
1 Arroba= 25 libras= 11,5 Kg
1 libra= 16 onzas= 0,46 Kg
Pote de Toledo:
Medidas de líquidos:
1 Arroba= 8 azumbres= 16
litros (de água o vino); 12,5 litros de aceite
1 azumbre= 4 cuartilla= 2litros
“ “
1 cuartilla= 4 copas= 0,5 litros
“ “
Me ha encantado, no me importaría tomar un café, de puchero, en cualquiera de esos bares, sobretodo en el del ""pelocho """
ResponderEliminarParece mentira que la hostelería tal como se comenta en el siglo xviii xix xx no evolucionará, asta ayer como aquel que dice
ResponderEliminarY hablando de bares, no podemos olvidar la discoteca Libra!!!Grandes recuerdos!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras sobre el bar de mi abuelo, me han encantado. Me encantaría conocer más experiencias
ResponderEliminarMuchas gracias Don Luis, qué maravilla de relato.
ResponderEliminarMe encanta leer cosas de nuestra queria Garba que no sabiamos!!! Gracias!!!!!
ResponderEliminarA todos "mis lectores", gracias por vuestro comentario.
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