sábado, 13 de junio de 2020

Baños en Tablacorta

Y ESTE VERANO, ¿QUÉ?

     Poco a poco se van despejando las dudas, por los menos en Extremadura, de cómo nos vamos a ir preparando para pasar el verano. Qué vamos a hacer a partir de un par de semanas, o antes, cuando el tiempo cambie y lleguen las temperaturas, que tienen que llegar, y nos entren ganas de darnos un chapuzón.
   De momento ya sabemos que muchos Ayuntamientos extremeños, Garbayuela es uno de ellos, han dicho no al baño en sus instalaciones municipales, “ante las dificultades y
severas exigencias del protocolo general de uso, al no poder garantizar una apertura segura y que no ponga en riesgos a usuarios y trabajadores” (Nota publicada por los ayuntamientos en el periódico HOY de Extremadura).
     Otros, Siruela por ejemplo, también en la misma nota, se ha planteado limitar el uso de la piscina sólo para los residentes, “habida cuenta de la necesidad de limitar el aforo por motivos sanitarios derivados de la pandemia del Covid 19.”
     Otro que nos queda cerca es la Playa de Orellana, con bandera azul de nuevo este verano. (Un éxito para ellos y una satisfacción para todos). Pero también tendrá que limitar su aforo y aumentar la vigilancia para que se cumpla el distanciamiento; pero menos mal, no se controlará de donde pueden acudir los usuarios, porque “es playa de uso público”. Pero, eso sí, hay que llegar a tiempo si quieres ocupar un sitio.
     Yo no me hago una idea de cómo van a poder controlar esto; pero viendo como toda la población española ha respondido a otras cuestiones del estado de alarma, esto será “pan comido”
Foto.Luis Agenjo

     Hace unos años, bastantes, al no disponer ni de playa ni de piscina, nos bañábamos en Tablacorta. Solíamos empezar a ir para San Pedro. Y aunque el río se cortaba para esta fecha, y ya no corría, quedaba una tabla perfecta para el baño. No estaba contaminado, como ahora, y aunque al entrar pisábamos un poco de cieno, no pensábamos en nada que pudiera ser perjudicial para la salud.
Antiguas pasaderas, donde actualmente
se encuentra el puente.(Foto: Luis Agenjo)

    Los varones solíamos bañarnos arriba, en el calderetín. Al principio “tapaba” en una pequeña fosa que tiene el río. Pero ¡que casualidad que todos sabíamos nadar!, y superábamos aquella profundidad sin mayores dificultades. Nos bañábamos desnudos, “en porreta”. Eso sí, al entrar al agua, los más pudorosos se cubrían un poco con la mano la entrepierna y, ¡hala, al agua!. Y en ella estábamos metidos prácticamente toda la tarde., jugando con el agua, haciéndonos ahogadillas y pescando a mano.
     Esto lo hacían los que no tenían reparo en meter las manos en las cuevas de la orilla o debajo de las piedras. ¡Y pescaban! ¡Vaya si pescaban!. Los demás, sólo algunos, ayudaban a impedir que los peces se volvieran hacia atrás y removiendo el agua se conseguía que se refugiaran en las cuevas o en las piedras antes dichas.
     Las mujeres, las pocas que iban por allí, se bañaban del medio de la tabla para abajo. Como los bañadores eran prendas más bien escasas, aunque no desconocidas, para meterse en el agua se ponían unas “sayonas largas”, normalmente de color blanco. Al entrar en el agua, se ahuecaban y “hacían una especie de pompa”, pero cuando se mojaban se pegaban al cuerpo y, al salir, ¡oh sorpresa!, todo se transparentaba. Salir corriendo y arroparse con una sábana, con la que alguien esperaba en la orilla, todo era rapidísimo. Pero siempre había alguno que veía la escena y después la contaba. Eso sí, con mucha imaginación.
     Se tardó muy poco tiempo en dejar de bañarse en estas condiciones y más o menos a partir de los primeros años sesenta, todos empezamos a usar bañador, a juntarnos en la tabla y a enseñarnos a nadar.
     Muchas veces nos íbamos por todo el día. Íbamos en bestia, y siempre destinábamos una, la más tranquila, para “echarla las aguaderas” donde llevábamos las viandas necesarias para la comida. Comprábamos algo en común. Pero también cada uno llevaba de su casa lo que podía.
     En cuanto llegábamos metíamos las bebidas en la fuente del Helechal para que “enfriasen”. Rápidamente al baño y después a comer y pasar la siesta debajo de las encinas de alrededor o en los huertos del Boquerón.
      Había uno al lado de la fuente, que era propiedad del hermano Julián “pesaíllas”. Había en aquel huerto una higuera grande y frondosa que daba sombra toda la siesta. Pero lo principal era la confianza que te daba aquel hombre para que dispusieras de su huerto y cogieras lo que necesitaras para hacer el “moje” o la “ensalá”. No pedía nada a cambio, pero como en este mundo hay que ser agradecido, invitábamos al hermano Julián a sentarse con nosotros y participar en aquella “juerga”. Cosa que hacía cuando en cuanto “le vagaba”.
     Y así se iba pasando el verano; y hay que reconocer, pasado ya el tiempo, que nos lo montábamos bien.
Tablacorta. (Foto. Luis Agenjo)

     Al día de hoy Tablacorta está en el mismo sitio. Su relieve, su vegetación, su paisaje, sigue asombrando a todo el que sabe apreciarlo. Las bajadas de temperatura que se disfrutan cada día a la puesta de sol, siguen invitando a quedarse otro rato más. Pero, ¿quién es capaz de meterse hoy en el río sin pensar en la contaminación de sus aguas, en el fondo cenagoso de su suelo o en los “bichos” y otras porquerías que pueda tener? Ahí está la cuestión
     Por eso, creo que la mayoría vamos a pasar el verano en casa. Que nos vamos a conformar con las duchas que nos demos en nuestros baños y con las tertulias nocturnas con los vecinos de la calle o con los amigos en cualquier terraza. ¡Ah! O viendo todos los partidos de fútbol que van a televisar.
     Pero ya sabéis la condición: con mascarilla, por si las moscas.

Garbayuela, junio 2020
Luis A. Agenjo Rivas


2 comentarios:

  1. Muy bueno el articulo de Tablacorta. Me ha gustado mucho. Quizás incidir un poco en las causas de la contaminación. Aqui como en otros muchos lugares el mal llamdao "progreso" y la "creación de puestos de trabajo" nos ha jodido lo que era un bien común y un recurso de agua en un sitio seco en verano como es nuestro pueblo.

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  2. Luis A. Agenjo Rivas14 de junio de 2020, 19:25

    Gracias Andrés. Las causas de la contaminación todos las sabemos. Como también sabemos que resulta mas barato pagar la sanción que realizar un plan de saneamiento; y mientras esto siga funcionando así, el problema no tendrá solución. Ahora que cada uno piense y diga lo que se debería hacer.

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