martes, 29 de diciembre de 2020

Diciembre

 

DICIEMBRE: DIAS CORTOS Y NOCHES LARGAS


     Diciembre esta terminando. Mes frío, de días cortos y noches muy largas. A las seis de la tarde ya está anocheciendo. ¡Qué noches más tristes para la gente que vivía aislada en el campo, sin otra perspectiva que catorce o quince horas de oscuridad, en las que mirar las llamas juguetonas de la lumbrera podía ser una forma de entretenerse!

     No era mucho más divertida la vida de los pueblos pequeños, y quizás también la de los grandes, hasta mediados del siglo pasado. Algunos tenían la suerte de disfrutar de alumbrado público, aunque muy deficiente. Otros, como Garbayuela, también tuvieron luz eléctrica durante tres o cuatro horas en las primeras horas de la tarde-noche. Después apagón general y hasta mañana o “a seguir viviendo” a la luz del candil.

     Las mujeres de la casa, la mayoría, después de haber estado todo el día “en las aceitunas”, y antes de apagarse la luz, se habían afanado en realizar las “tareas de la casa” y en preparar la cena y la merienda del día siguiente, y luego, al calor de la lumbre también, se dedicaban a coser,o a remendar los pantalones del marido o de los hijos que quizás se los “habían zaleao” trabajando en el campo. Y las jóvenes, que quizás habían salido un rato a “hacer los recados” se dedicaban a hacer su ajuar, a bordar, a realizar verdaderas obras de arte, que hoy, muchos años después, son causa de admiración en las generaciones actuales.

     Los hombres… ya lo sabemos. Quizás alguno colaboraba “picando las migas”. Pocos. Pero, y ¿los jóvenes? ¿A qué se dedicaban los mozos? En estas épocas en los que el dinero era un bien escaso, no era tiempo ni de bares ni de tabernas ni de nada que significara gastar. Es más, había que ahorrar para las fiestas. Primero para Nochebuena y después para San Blas. Entonces había que dar suelta a la imaginación y buscar divertimentos baratos y naturales: pasear, dar vueltas y vueltas por las calles del pueblo, quizás para encontrarse con las que iban a hacer los recados, practicar juegos muy variopintos, y … cantar.

     En este mes de diciembre los mozos solían juntarse en la plaza. Todos los años había alguno que se encargaba de hacer una gran zambomba con un corcho de los utilizados en las colmenas. Se tapaba una de las bocas con la piel curtida de algún animal pequeño: chivo, cordero, e incluso con la de un gato, y atando en el centro una caña delgada, limpia de todo tipo de asperezas, ya tenían el instrumento musical de fricción apropiado para interpretar canciones, muy propias del pueblo, y que sólo se cantaban en esta época: “El burro de D. José”, “Esta noche ha llovido”, “Ardía la zarza” , además de otros villancicos bastantes especiales.

     Pero a mí me llamaba mucho la atención uno muy particular: “El serranillo”. No sé por qué. Quizás por los “ronquidos” de la zambomba o por la forma de arrastrar las últimas sílabas de los versos, que hacían “los cantaores”, dándoles un toque bastante desgarrador muy especial.

     Lo voy a transcribir por dos razones. Una para darlo a conocer a aquellos que no sepan que existió. Y la segunda por si algún lector sabe más estrofas de las que pongo, y quiere colaborar añadiéndolas o corrigiendo las expuestas, con el fin de mantener y guardar en nuestras tradiciones esta canción que es típica de Garbayuela. Esto es lo que yo sé:


El serranillo


                     Por aquella callejilla (bis)                      

Un serranillo venía

¡ay! ¡ay! Un serranillo venía.


Con unas calenturillas (bis)

Que el serrano se moría 

¡ay! ¡ay! Que el serrano se moría


        Llamaron al cirujano (bis)

       Por ver lo que le decía

       ¡ay! ¡ay! Por ver lo que le decía


       Y el cirujano le dijo (bis)

      Que el serrano se moría

      ¡ay! ¡ay!que el serrano se moría


 El cordón de la tomiza (bis)

  se lo dejo a mi Juanaco

 ¡ay! ¡ay! Se lo dejo a mi Juanaco


Pá que de mi se acuerde (bis)

cuando vaya calle abajo

¡ay! ¡ay! Cuando vaya calle abajo


 Y el zurrón de las cucharas (bis)

se lo dejo a mi María

¡ay! ¡ay! Se lo dejo a mi María


 pá que de mi se acuerde (bis)

cuando vaya a comer migas

 ¡ay! ¡ay! Cuando vaya a comer migas



     Estas son las que yo conozco. Creo que faltan estrofas. Por eso invito a quien sepa alguna más, me la haga llegar por el procedimiento que mejor le venga bien. Vuelvo a insistir en que son nuestras tradiciones y por eso no podemos dejar que se vayan “al limbo de los justos”.



                                                                       Garbayuela, diciembre de 2020

                                                                                                                  (mes de la vacuna del covid)


                                                                                 Luis A. Agenjo Rivas

P.D. A continuación Miguel Cendrero nos canta El Serranillo, y a falta de zambomba, se acompaña de la caña.







5 comentarios:

  1. Luis, como siempre, muy bonito. Nos transportas a otro mundo para los que no lo hemos conocido y hacerlo vivir a los que lo han conocido.
    Reflejas muy bien la situación ambiental, humana y social de esa época. Gracias por contarlo y contarlo así.
    Miguel, me has llevado, al oírte, a otra dimensión. Difícil de explicar la vivencia al oírte pero fácil de agradecerte la disposición. Gracias. Entre los dos me habéis llevado a un viaje al pasado. Gracias y a seguir así.

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  2. A mi también me ha gustado mucho .Muy bien los dos y os animo a seguir trabajando para la asociación cada uno aportando en su medida

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  3. Estupendo trabajo, Luis y Miguel. Gracias por no olvidar el pasado. A mi madre se la oí cantar también, cuando hablábamos de tiempos anteriores.

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  4. Luis A. Agenjo Rivas31 de diciembre de 2020, 19:03

    Gracias por lo bien que me tratáis con vuestros comentarios. También a los que pulsáis "me gusta" en faccebok y a todos los que sin opinar os sentís identificados en los relatos. Os deseo a todos un feliz año, que venga cargado de ilusión y esperanza para poder terminar con este endemoniado virus que nos trae a todos de cabeza.

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